El colesterol es una parte esencial en nuestro cuerpo humano. Cada célula de cada órgano de nuestro cuerpo contiene colesterol como parte de su estructura. En muchas células, casi la mitad de la pared celular está compuesta por colesterol.
Un 25% del colesterol que necesita nuestro cuerpo es utilizado por nuestro cerebro. El 20% de la mielina, el material protector alrededor de los axones de las neuronas, está compuesta por colesterol.
Un cuerpo humano sano produce colesterol según lo va necesitando. El colesterol se sintetiza en el hígado. Cuando ingerimos más colesterol, el cuerpo produce menos y cuando comemos menos, el cuerpo produce más.
Hay personas que, debido a sus deficiencias nutricionales y toxicidades, su cuerpo es incapaz de producir suficiente colesterol. Algunos estudios muestran que las personas que son incapaces de producir suficiente colesterol son propensas a tener problemas emocionales y de conducta.
Ciertos criminales que han cometido asesinatos y otros crímenes violentos también han mostrado resultados de bajo colesterol en sangre, así como personas agresivas, personas propensas al suicidio o con comportamientos sociales agresivos y escaso autocontrol. Además, hay evidencia que relaciona un riesgo elevado de suicidio con un nivel bajo de colesterol 1 2.
Se ha demostrado científicamente que una dieta rica en colesterol que incluya huevos frescos y otros alimentos ricos en colesterol mejora la memoria de los ancianos. El colesterol también es esencial para el correcto funcionamiento de nuestro sistema inmune.
La mayor parte del colesterol se transporta en la sangre junto a las proteínas, formando unas partículas conocidas como lipoproteínas de baja densidad o LDL (llamado «colesterol malo»).
Si se acumula demasiado colesterol libre en la célula, ésta detiene tanto la síntesis de colesterol como la síntesis de proteínas receptoras de LDL, con lo que la célula produce y absorbe menos colesterol.
Esta vía regulada para la absorción del colesterol está perturbada en algunos individuos que heredan unos genes defectuosos para la producción de proteínas receptoras de LDL y, por consiguiente, sus células no pueden captar colesterol de la sangre.
Ningún ensayo clínico rigurosamente controlado ha demostrado jamás, de forma concluyente, que la reducción del colesterol LDL pueda prevenir enfermedades cardiovasculares o incrementar la longevidad.