Sacarosa

El azúcar común. Se hidroliza en el intestino por la acción del complejo enzimático sacarasa-isomaltasa. Es un azúcar no reductor, muy soluble en agua y que cristaliza fácilmente. Se extrae industrialmente a partir de la caña de azúcar y de la remolacha. Se utiliza, además de para endulzar los alimentos, para mejorar el sabor ácido y amargo de muchos de ellos y para conservarlos mediante un aumento de la presión osmótica, lo que impide el crecimiento de muchos microrganismos.

El azúcar común ha llegado a conocerse como “la muerte blanca”. Éste sobrecarga el organismo de glucosa, desequilibra la glucosa en la sangre, daña la microbiota intestinal y tiene efectos nocivos sobre el sistema inmunológico. Es la sustancia más adictiva y establece las bases para el desarrollo de todas las demás adicciones (drogas, alcohol, tabaco, comportamientos compulsivos, …). Para metabolizar 1 molécula de azúcar, nuestro cuerpo necesita alrededor de 56 moléculas de magnesio y decenas de moléculas de vitaminas, enzimas, minerales y otros nutrientes. Cuando se analiza en el laboratorio un tallo de caña de azúcar o de remolacha azucarera en estado natural, se observa que todas las moléculas de azúcar están provistas, justamente, de 56 moléculas de magnesio y de todos los demás nutrientes mencionados. Así pues, si consumimos caña de azúcar o remolacha azucarera no procesada, el organismo utiliza correctamente su azúcar y este nos aporta sólo beneficios. Cuando consumimos azúcar procesado, éste actúa como un ladrón de nutrientes provocando un déficit de magnesio y otros elementos básicos.

La glucosa y la fructosa pueden llegar al colon. Éstas son capaces de
inactivar la producción de una proteína fabricada por Bacteroides thetaiotaomicron, que favorece el correcto desarrollo de la bacteria en la microbiota intestinal. Las Bacteroides thetaiotaomicron las tienen en grandes cantidades las personas con un peso equilibrado y con buena salud.